«Es más importante la confianza que el control y aquella sustituye o complementa a este con ventaja.Porque la confianza genera en los hombres -en quien se confía -un compromiso con los que son objeto de confianza.» Carlos Llano fundador de IPADE

¿Que valor tienen hoy la constancia, la lealtad, la entrega, la fidelidad o la confianza ? ¿Qué hay que pagar actualmente por la valentía, la honestidad y el honor? ¿Qué “ganan” quienes la practican? ¿Son este tipo de VALORES una buena inversión?

Ya lo decía Paúl Valéry -pensador y poeta Francés -a fines de la segunda guerra: “Digo que existe un valor llamado espíritu lo mismo que un valor petróleo, trigo u oro”. Pero cuando se afirma que el espíritu es un valor lo mismo que el petróleo, es porque en realidad no existe un valor para el espíritu.

Se trata entonces si acaso, de un cálculo de medidas, de comparaciones, lo que los griegos llamaron una métrica: Se miden los diferentes valores y lo que se puede ganar con ellos. En tal caso el valor no es una meta sino un simple medio. El único valor – como el valor de intercambio en el universo mercantil – es el interés, el éxito, la ganancia. Cuando todo tiene precio nada tiene valor, puesto que todo precio es relativo mientras todo valor- de suyo- es absoluto.

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Hablamos cotidianamente de crisis de valores, pero es un término sesgado, equívoco, transmitido de persona a persona, un concepto que constantemente se repite.

Pero no es verdad: Los valores siguen ahí. Si afirmamos que existe crisis de valores, entonces nos libramos de la culpa: Yo no soy los valores. Yo no estoy en crisis.

Qué ocurriría si en vez de mencionar la crisis de valores nos referimos a la “crisis de virtudes” quizá para ello hay que aludir antes a el BIEN.

El BIEN es lo propio de la voluntad humana: queremos lo bueno, el bien está en el principio del principio si acudimos a la metafísica; El bien tiene que ver con lo Uno, con el Ser, con el Dios de tu corazón – Si el actuar del BIEN no hay virtudes, tampoco valores.

Reflexionar sobre el BIEN, supone plantearse inmediatamente, como exigencia radical; referirnos a la felicidad; si no existe el BIEN no podemos ser felices.

Que el hombre bueno realice el bien, ESTO NO ES VERDAD, es que la persona humana al obrar el BIEN, se hace buena. No es que primero seamos buenos y después hagamos el bien; sino que, al practicar el bien, nos hacemos buenos. El bien hace buena a la gente que lo realiza. Y eso si que está en nuestras manos lograrlo.

Si queremos articular vida humana y valores, es necesario hablar de virtudes. Comentaré un dato que de suyo fastidia. Según información seria, gran parte del problema de nuestro país es la baja autoestima y por ende la confianza esta en el mismo nivel.

Es difícil conducir nuestra vida hacia la felicidad si no existe conocimiento propio. Ese es el misterio humano. Y a medida que se profundice en EL logramos rescatar nuestro modelaje divino y elevar el potencial que nos fue obsequiado por la deidad.

De Cara a su destino la persona en si misma acepta el desafío que implica estar consciente de sus fortalezas y sus debilidades.

A través del autoconocimiento se despejan las dudas y los temores, seremos capaces de vencer la hostilidad del entorno y con ello alejar el fantasma de la inacción , del desaliento y el abatimiento y de mostrar a quienes nos lastimaron con su comportamiento abominable ;que es posible iniciar la gran revolución del espíritu de regresar bien por mal y con ello destruir la quinta columna de los cobardes y asesinos .

La sociedad mexicana forjada en sólidas tradiciones y en profundas virtudes es capaz de elevarse y con ello lograr la paz y el desarrollo económico tan dependiente uno de otro. México todo se ha puesto a prueba en innumerables ocasiones y ha sabido responder a sus grandes retos con un natural sentido de asociación, confianza y esperanza.

Quienes creen y señalan que México está postrado no conocen nuestra historia, faltan a la verdad por ignorancia llana a quienes propalan -consciente o inconscientemente- que México esté condenado a la inseguridad y que México esté destinado a un crecimiento deprimente en la próxima década; no lo admitamos; el futuro de México está en nuestras manos… Solo falta creer en nosotros. TENER CONFIANZA EN NOSOTROS MISMOS.

No existe una actividad económica que no resulte de la colaboración de muchos individuos; desde el manejo de un pequeño restaurante o lavandería, hasta una corporación de microprocesadores, los individuos son importantes como empresarios e innovadores, pero el verdadero resultante se da siempre que lo llevan a cabo grupos de personas.

Desde luego que una sociedad de poco sentido asociativo y de confianza puede conducir a actividades económicas, mas estas requiere de reglas y leyes, burocracia e intromisión de un estado con mucha «autoridad «que ordene a la gente como comportarse, multitud de abogados, litigios, policías para aplicar la ley…

Un sistema así es factible, sin embargo sus costos de transacción son altos. Cada centavo que se paga para que entre en vigor una ley y que la gente obedezca es un impuesto a la actividad económica lo mismo que lo que se pierde por la corrupción y por la constante de los delitos.

Una sociedad con alto nivel de confianza, esperanza y sentido asociativo, es una sociedad más eficiente y menos costosa.

La economía neoclásica- paradigma predominante para enseñar economía en Estados Unidos y cada vez más, en todo el mundo – se basa en un modelo simple y preciso; el hombre maximiza en forma racional lo que tiene y opera basado en su individualidad; toma decisiones de acuerdo a su esfuerzo para potenciar su ingreso económico en cualquier situación. Obviamente es así pero no es modelo exacto. En muchas áreas de la conducta humana las personas no se comportan simplemente como maximizadores de cosas útiles, sino enraizados en herencias culturales.

En síntesis cuando todo tiene precio nada tiene valor, puesto que todo precio es relativo mientras que todo valor es absoluto. La decepción consiste en haber proseguido, como si tuviera valor, algo que, al cumplirse, manifiesta tener escaso valor y mucho costo.

Si los vientos no te favorecen , cuando son las corriente del norte las que a prueba te quieren someter, descansar acaso debes, mas para nada desistir .

Mantener la paciencia, esta es el puente donde transitaría la fortaleza, la prudencia y la esperanza y con ello la cercanía con DIOS .

Nuestra libertad ha actuado bien. El valor no consiste en la posición de cualquier objeto, sino en el adueñamiento y en el ejercicio de nuestra voluntad; el valor no consiste en lo que queremos, sino en nuestro mismo modo de querer. Es lo que Descartes llamaba la generosidad, que definía como “la libre disposición de nuestras voluntades”.

Actúo no tanto por lo que alcanzo, sino por lo que atestiguo; lo mismo que los mártires son testimonio de lo que los posee, obrando nos hacemos testimonio del infinito . Y en efecto, somos siempre desunidos por lo que poseemos y básicamente unidos por lo que nos posee, de tal manera que el valor de los valores es un VALOR por lo que vale la pena invertir.

Lo demás se da por añadidura… LPDA

L C & L D Carlos A García Perales
Director

CPC Mario H Garcia Treviño
Fundador de la firma

P.D. “Lo malo de nuestro tiempo es que el futuro ya no es lo que era.” Paul Valery

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